Hoy les traigo una Charla TED brindada por el Neurocientífico Antonio Damasio sobre el origen y la base de la conciencia y el "sí mismo" ...
Espero la disfruten, luego podrán hallar la parte más sustanciosa de la charla desgrabada, gentileza de Julieta Manterola.
Antonio Damasio: La
búsqueda por comprender la conciencia
“[…] ¿qué sucede con el
sí mismo? El sí mismo es realmente difícil de aprehender. Y durante mucho
tiempo, la gente ni quería abordarlo porque planteaban: “Cómo se puede tener
ese punto de referencia que se requiere para mantener una continuidad del sí
mismo día tras día”. Y encontré una solución a este problema. Y es la
siguiente. Creamos mapas cerebrales del interior del cuerpo y los utilizamos
como referencia para los otros mapas. Y permítanme contarles cómo llegué a
esto. Lo logré porque, si tenemos una referencia que conocemos como sí mismo,
el mí, el yo, en nuestro procesamiento, necesitamos que sea estable, que no
presente muchas desviaciones día a día. Sucede que tenemos un único cuerpo. Un
cuerpo solo, no dos ni tres. Y ése es el comienzo. El cuerpo es justamente un
punto de referencia. Pero el cuerpo, desde luego, posee muchos miembros, que
crecen a ritmos diferentes, tienen diferentes tamaños […]. Sin embargo, no
sucede lo mismo con el interior, con aquellos elementos relacionados a lo que
se conoce como nuestro medio interno. Por ejemplo, la gestión integral de los
compuestos químicos internos del cuerpo son, de hecho, mantenidos intensamente,
día tras día, por una muy buena razón. Si se desvían demasiado en los
parámetros cercanos a la media, en base al rango de supervivencia que permite
la vida, se producirá la enfermedad o la muerte. Así que tenemos un sistema
incorporado en nuestras vidas que asegura cierto tipo de continuidad, algo así
como una casi infinita uniformidad día tras día. Porque si no existe esa
uniformidad fisiológica, nos enfermamos o morimos. Y hay un elemento más para
esa continuidad [del sí mismo]. Y es que existe un acoplamiento estrecho entre
la regulación de nuestro cuerpo en el cerebro y el cuerpo en sí; a diferencia
de [cualquier] otro acoplamiento. Por ejemplo, estoy creando imágenes de
ustedes pero no existe ningún vínculo fisiológico entre las imágenes de ustedes
como audiencia y mi cerebro. Sin embargo, existe un vínculo estrecho y sostenido
permanentemente entre el cuerpo regulando partes de mi cerebro y mi propio
cuerpo.
[…] Les mostraré una
foto. Prometo no decir nada a no ser que les asuste. Sólo [voy a] especificar
que en la sección roja del tronco encefálico hay, para simplificar, pequeños
cuadrados que corresponden a los módulos que en realidad forman los mapas
cerebrales de los diferentes aspectos de nuestro interior, de las diferentes
partes de nuestro cuerpo. Son exquisitamente topográficos y están
exquisitamente interconectados en un patrón recurrente. Y es gracias a esto, y
a este estrecho acoplamiento entre el tronco encefálico y el cuerpo, que
(podría equivocarme, aunque no lo creo) se genera este mapeo corporal que
provee de base al sí mismo bajo la forma de sensaciones, los sentimientos
primordiales [o emociones].
Entonces, ¿qué es esa
foto que vemos allí? Observen “la corteza cerebral” y “el tronco encefálico”,
observen “el cuerpo”, y obtendrán la interconexión, mediante la cual el tronco
encefálico provee de base al sí mismo, en una estrecha interconexión con el
cuerpo. Y tenemos la corteza cerebral proporcionando el gran espectáculo de
nuestras mentes, con la exuberancia de imágenes, que son en realidad el
contenido de nuestras mentes y a lo que normalmente le prestamos más atención.
Y deberíamos, porque verdaderamente es la película que se ve en nuestras mentes.
Pero observen las
flechas. No están allí por casualidad. Están allí porque hay una interacción
muy estrecha. No tendrán una mente consciente si no tienen esa interacción
entre la corteza cerebral y el tronco encefálico. No tendrán una mente
consciente si no tienen la interacción entre el tronco encefálico y el cuerpo.
Otra cosa interesante
es que el tronco encefálico también lo compartimos con otras especies. Es así
que, en los vertebrados, el diseño del cerebro es muy similar al nuestro, y ése
es uno de los motivos por el cual otras especies tienen una mente consciente
como la nuestra. No tan rica como la nuestra, porque no poseen nuestra corteza
cerebral. Allí radica la diferencia. Y estoy en total desacuerdo con la idea de
que la conciencia sea considerada como el gran producto de la corteza cerebral.
[La diferencia es] la riqueza de nuestra mente, y no el hecho de que tengamos
un sí mismo al que podamos referirnos [...].
[Ahora bien], existen
tres niveles de sí mismo: el proto-yo, el yo-central y el yo-autobiográfico.
Los dos primeros son compartidos con muchas especies y son producidos en gran
medida por el tronco encefálico y todo lo que derive de la corteza en esas
especies. Es el yo-autobiográfico el que poseen algunas especies, creo.
Cetáceos y primates poseen un yo-autobiográfico hasta cierto punto. Y los
perros domésticos tienen en cierto modo, también, un yo-autobiográfico. Pero la
novedad está aquí. El yo-autobiográfico se construye sobre la base de los
recuerdos del pasado y de los recuerdos de los planes que hemos hecho; es la
vida pasada y el futuro proyectado. Y el yo-autobiográfico ha provocado la
memoria ampliada, el razonamiento, la imaginación, la creatividad y el
lenguaje. Y de ellos han salido los instrumentos de la cultura: la religión, la
justicia, el comercio, las artes, la ciencia, la tecnología. Y es dentro de esa
cultura que podemos lograr, y ése es el descubrimiento, algo que no está
establecido biológicamente por completo. Está desarrollado en las culturas. Lo
desarrollan los seres humanos en colectivo. Y [esto] es, por supuesto, la
cultura en la que hemos desarrollado algo que denomino la regulación
socio-cultural.
Y por último, podrían acertadamente
preguntar: ¿qué importa esto? ¿Qué importa si lo primordial es el tronco
cerebral o la corteza cerebral y cómo están formados? Tres razones. La primera,
la curiosidad. Los primates son extremadamente curiosos y los humanos más que
ninguno. Y si nos interesa, por ejemplo, el hecho de que la antigravedad aleja
galaxias de la Tierra, ¿por qué no vamos a estar interesados en lo que sucede
en el interior de los seres humanos? Segundo, entender la sociedad y la
cultura. Pero debemos considerar cómo la sociedad y la cultura, en esta
regulación socio-cultural, es una labor que continúa. Y finalmente, la
medicina. No olvidemos que algunas de las peores enfermedades de la humanidad
son la depresión, el Alzheimer y la adicción a las drogas. Piensen en un
accidente cerebrovascular que puede devastar la mente o dejarlos inconscientes.
No hay oración que trate esas enfermedades de manera efectiva y tampoco de
manera imprevista si no se sabe cómo [esto] funciona. Así que [ésta] es una muy
buena razón, más allá de la curiosidad, para justificar lo que hacemos y
justificar el interés por saber lo que sucede en nuestros cerebros. Gracias por
su atención”.
[Desgrabación de la traducción: Julieta
Manterola.]
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